La dramaturga Estela Leñero informó que las cenizas de su padre, el escritor y periodista Vicente Leñero (1933-2014), fallecido ayer a los 81 años de edad, reposarán en su casa ubicada en el barrio de toda su vida, San Pedro de los Pinos.
En charla con los medios de comunicación, al final del homenaje que recibió el también dramaturgo y guionista en el Palacio de Bellas Artes, Estela Leñero mencionó también que su mamá decidió quedarse en su casa acompañada de gente querida para esperar las cenizas del autor.
Recordó que su padre fue su maestro, colega y amigo, con él aprendió a escribir teatro, aunque luego el escritor decía que eso ya se traía y como refirió Luis de Tavira, él tenía como uno de sus principios la libertad de expresarse.
“En el taller en el que inicié con él, en donde estaba Víctor Hugo Rascón Banda y Jesús Dávila, entre otros, tenía esa apertura fundamental para poderte desarrollar como tú querías, ir hacia donde tú querías, experimentar lo que tu querías y en ese caso así fue conmigo”, dijo.
La dramaturga consideró que “una de las características más importantes de mi padre era su generosidad, él como a todos nos dio un granito, como de todos obtuvimos de muchos que se le acercaron y obtuvieron algo siempre, pues estaba abierto para recibir, para escuchar, para estar ahí y apoyarnos”.
Por su parte, el director de Teatro de la UNAM, Enrique Singer, expresó que el fallecimiento del maestro Vicente Leñero, nacido en Guadalajara, Jalisco en 1933, dejó una huella indeleble en el ejercicio escénico, pues fue muy importante como dramaturgo.
“Dejó una obra muy importante desde su primera que fue rechazada y luego ´Los albañiles´, entre muchas otras, y como maestro dejó una huella importante, porque muchos alumnos pasaron por su taller”, apuntó Singer.
A su vez, el ensayista Adolfo Castañón afirmó que se va un hombre de letras en el sentido pleno, cabal de la palabra, que conocía la letra en sí, en sus distintos géneros como la novela, el periodismo, el teatro, el guión, la crónica, pero sobre todo alguien que conocía lo que está entre las letras y sus escenarios.
El miembro de la Academia Mexicana de la Lengua recordó que Vicente Leñero estuvo muy comprometido desde distintas circunstancias de la cultura y la política, pero siempre dejó en claro su acento personal, su visión particular, con gran fidelidad a la palabra.
“Lo que nos lega Leñero es una ética de la escritura y la palabra y una necesidad de que el escritor tenga prendida siempre ante sí la llama y el fuego de la conciencia moral y ética, por eso sus páginas siempre están teñidas de verdad”, concluyó.
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